Historia de Malta
Malta ha estado habitada desde tiempos prehistóricos, según lo demuestran numerosos templos megalíticos y otros hallazgos arqueológicos, de los cuales los primeros datan de 3800 a. C.
Algunos de los edificios independientes más antiguos y mejor conservados se encuentran en Malta. Alrededor del año 1000 a. C., las islas se convirtieron en un puesto fenicio y la isla principal fue bautizada como Malat, que significa puesto seguro. Los fenicios fueron el primer pueblo extranjero en ocupar las islas. Les siguieron los griegos, y posteriormente los cartagineses. Tras la destrucción de Cartago, en 218 a. C., Malta fue anexionada por el Imperio Romano y recibió el nombre de Melita.
Cuenta la historia que, en el año 60 de la era cristiana, San Pablo naufragó y llegó a la costa maltesa, donde promovió la conversión de sus habitantes, que se unieron al cristianismo y permanecieron fieles a esta religión hasta hoy en día.
Tras un periodo de dominio bizantino, Malta fue conquistada en el año 870 por los árabes musulmanes, que dejaron su huella en la lengua y la cultura. La influencia árabe puede encontrarse en la lengua maltesa, fuertemente romanizada y que originalmente deriva del árabe vernáculo.
Malta en la Edad Media
El país permaneció bajo dominio árabe hasta 1090, año en que fue conquistado por el Conde Rogelio I de Sicilia, que lo sometió al Reino de Sicilia hasta el siglo XVI. En 1266, las islas maltesas, junto con Sicilia, pasaron a dominio de Carlos I de Anjou, que las cedió en 1283 a Pedro III de Aragón.
En 1530, en un intento por fortalecer las fronteras del sur de su dominio contra el avance otomano, Carlos V, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, cedió las islas a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén, una orden religiosa y militar fundada al inicio de las Cruzadas. Los destinos de Malta y de esta orden monástica militante, actualmente conocida como "Orden de Malta", permanecieron unidos durante los tres siglos siguientes.
Malta en la Edad Contemporánea
En 1798, Napoleón Bonaparte invadió Malta y los franceses gobernaron las islas durante dos años. En 1800, cuando el general francés Claude-Henri Belgrand de Vaubois se rindió, Gran Bretaña se instaló en la isla y la transformó en una importante base estratégica.
En 1814, como parte del Tratado de París, Malta se convirtió oficialmente en una colonia del Imperio Británico y pasó a ser usada como puerto de escala y cuartel general de la flota británica hasta mediados de la década de 1930.
La isla desempeñó un papel vital durante la Segunda Guerra Mundial debido a su proximidad a las líneas de navegación del Eje y a la valentía de su pueblo, que resistió el asedio de alemanes e italianos, lo que llevó a la concesión de la George Cross, la más alta condecoración civil del Reino Unido, que aún hoy puede verse en la bandera del país.
La conquista de la independencia de Malta
El archipiélago pasó a ser gestionado autónomamente a partir de 1947 y obtuvo la independencia total el 21 de septiembre de 1964. En 1974, Malta fue declarada República.
Poco tiempo después de la independencia, Malta fue admitida en el Consejo de Europa. Es miembro de la Commonwealth y de Naciones Unidas.
En 1990, el país solicitó formalmente la adhesión a la Unión Europea, hecho que tuvo lugar en mayo de 2004.